sábado, mayo 30, 2009

con buen pie


de esta estatua no queda más que este pie.
el izquierdo.
del derecho, el pie con más fans de la historia, el que todo el mundo desea para empezar sus días, no queda ni rastro.
si el pie derecho es perfecto para empezar algo, el izquierdo lo es para acabarlo de la mejor manera posible. estoy segura.
sí, vale, es un pie izquierdo,
pero botón, conejo y yo estamos convencidos de que es ideal para acabar este mes con buen pie.
¡feliz fin de mes a todos/as!

martes, mayo 26, 2009

ama, amapola, amarilla, mama



la terraza de mi madre es única. estoy segura de que nadie más en Barcelona tiene amapolas amarillas. y lo sé porque pocas personas, aparte de mi madre, son capaces de volver de Sudáfrica (17 horas de vuelo...) con semillas y esquejes de plantitas africanas en su regazo. y sólo a ella en agradecimiento de sus cuidados le brillan las flores así: parecen pétalos de sol, ¿a que sí?

hoy, al llegar a su casa, he encontrado un pétalo amarillo y radiante saludándome en el suelo. sólo podía venir de su terraza, así que me he agachado para recogerlo justo cuando pasaba una señora:

(señora): "Nena, no se cogen cosas del suelo"
(yo): "Es que no es del suelo, es del cielo"

...o como mínimo del 5º piso, pero claro, eso la señora no podía saberlo.

viernes, mayo 22, 2009

post-it objeto

* estoy convencida de que este local esconde la entrada a Macondo, como mínimo.

"Fue Aureliano quién concibió la fórmula que había de defenderlos durante varios meses de las evasiones de la memoria. La descubrió por casualidad. Insomne experto, por haber sido uno de los primeros, había aprendido a la perfección el arte de la platería. Un día estaba buscando el pequeño yunque que utilizaba para laminar los metales y no recordó su nombre. Su padre se lo dijo: «tas». Aureliano escribió el nombre en un papel que pegó con goma en la base del yunquecito: tas. Así estuvo seguro de no olvidarlo en el futuro. No se le ocurrió que fuera aquella la primera manifestación del olvido, porque el objeto tenía un nombre difícil de recordar. Pero pocos días después descubrió que tenía dificultades para recordar casi todas las cosas del laboratorio. Entonces las marcó con el nombre respectivo, de modo que le bastaba con leer la inscripción para identificarlas. Cuando su padre le comunicó su alarma por haber olvidado hasta los hechos más impresionantes de su niñez, Aureliano le explicó su método, y José Arcadio Buendía lo puso en práctica en toda la casa y más tarde lo impuso a todo el pueblo. Con un hisopo entintado marcó cada cosa con su nombre: mesa, silla, reloj, puerta, pared, cama, cacerola. Fue al corral y marcó los animales y las plantas: vaca, chivo, puerco, gallina, yuca, malanga, guineo. Poco a poco, estudiando las infinitas posibilidades del olvido, se dio cuenta de que podía llegar un día en que se reconocieran las cosas por sus inscripciones, pero no se recordara su utilidad. Entonces fue más explícito. El letrero que colgó en la cerviz de la vaca era una muestra ejemplar de la forma en que los habitantes de Macondo estaban dispuestos a luchar contra el olvido: Esta es la vaca, hay que ordeñarla todas las mañanas para que produzca leche y a la leche hay que hervirla para mezclarla con el café y hacer café con leche. Así continuaron viviendo en una realidad escurridiza, momentáneamente capturada por las palabras, pero que había de fugarse sin remedio cuando olvidaran los valores de la letra escrita".


(extracto de Cien Años de Soledad)

lunes, mayo 11, 2009

oído en el bus

"pero cómo van a cuadrar las cosas si el mundo es redondo, hombre..."

martes, mayo 05, 2009

puntos de vista


cuando dudamos, nos desdoblamos.
una parte de cada uno de nosotros camina a nuestro lado, visible sólo para nosotros mismos, y repitiendo a cada paso "y si a...", "y si b..."
los demás nos ven borrosos y desdibujados, pero suelen pensar que es cosa del tiempo, de la primavera, del polen, de la resaca... pero no.
todo es culpa de algunos espejos: los que no reflejan la realidad sino lo que habría podido ser.
hay días en que los acordes de uno no suenan al unísono, hasta que nos olvidamos de los reflejos mentirosos y por fin nos reconocemos en la mirada de quienes nos saben ver.
lo tuyo no tiene mérito, espejo. la gracia no está en enseñar lo que hay, sino en saber mirar.